jueves, 25 de marzo de 2010

El infinito, Giacomo Leopardi

A Silvia, Giacomo Leopardi

El infinito Canto XII, Giacomo Leopardi

Amé siempre esta colina,
y el cerco que me impide ver
más allá del horizonte.
Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
me encuentro con mis pensamientos,
y mi corazón no se asusta.
Escucho los silbidos del viento sobre los campos,
y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
y naufrago dulcemente en este mar.

Versión de Carlos López S.

A la luna Canto XIV, Giacomo Leopardi

Oh tú, graciosa luna, bien recuerdo
que sobre esta colina, ahora hace un año,
angustiado venía a contemplarte:
y tú te alzabas sobre aquel boscaje
como ahora, que todo lo iluminas.
Mas trémulo y nublado por el llanto
que asomaba a mis párpados, tu rostro
se ofrecía a mis ojos, pues doliente
era mi vida: y aún lo es, no cambia,
oh mi luna querida. Y aún me alegra
el recordar y el renovar el tiempo
de mi dolor. ¡Oh, qué dichoso es
en la edad juvenil, cuando aún tan larga
es la esperanza y breve la memoria,
el recordar las cosas ya pasadas,
aun tristes, y aunque duren las fatigas!

A sí mismo Canto XXVIII, Giacomo Leopardi

Reposarás por siempre,
cansado corazón! Murió el engaño
que eterno imaginé. Murió. Y advierto
que en mí, de lisonjeras ilusiones
con la esperanza, aun el anhelo ha muerto.
Para siempre reposa;
basta de palpitar. No existe cosa
digna de tus latidos; ni la tierra
un suspiro merece: afán y tedio
es la vida, no más, y fango el mundo.
Cálmate, y desespera
la última vez: a nuestra raza el Hado
sólo otorgó el morir. Por tanto, altivo,
desdeña tu existencia y la Natura
y la potencia dura
que con oculto modo
sobre la ruina universal impera,
y la infinita vanidad del todo.

Versión de Antonio Gómez Restrepo

Canto XXXVIII Fragmento, Giacomo Leopardi

Aquí, vagando del umbral en torno,
la lluvia y la tormenta invoco en vano,
para que la retenga en mi morada.

Bramaba el huracán en la floresta
y el trueno retumbaba entre las nubes,
antes que el alba iluminase el cielo.

¡Oh amadas nubes, cielo, tierra, plantas!,
parte mi amor: piedad, si en este mundo
piedad existe para un triste amante.

¡Despierta, torbellino, y trata ahora
de envolverme, oh turbión, hasta el momento
que en otra tierra el sol renueve el día!

Se aclara el cielo, cesa el viento, duermen
las hojas y la yerba, y, deslumbrado,
de llanto el crudo sol llena mis ojos.

Versión de Diego Navarro

Giacomo Leopardi, Biografía




(Recanati, Italia, 1798-Nápoles, id., 1837) Escritor italiano. Educado en el ambiente austero de una familia aristocrática provinciana y conservadora, manifestó precozmente una gran aptitud para las letras. Estudió en profundidad a los clásicos griegos y latinos, a los moralistas franceses del siglo XVII y a los filósofos de la Ilustración. A pesar de su formación autodidacta, impresionó muy pronto a los hombres de letras y los filólogos de su tiempo con su erudición y sus impecables traducciones del griego. Su frágil salud se resintió gravemente a causa de esa dedicación exclusiva al estudio.

La lectura de los clásicos despertó su pasión por la poesía y formó su gusto. En Discurso de un italiano sobre la poesía romántica (Discorso di un Italiano intorno alla poesia romantica) tomó partido por los clásicos en la disputa que planteaba el romanticismo, argumentando que la poesía clásica establece una intimidad profunda entre el hombre y la naturaleza con una simplicidad y una nobleza de espíritu inalcanzables para la poesía romántica, prisionera de la vulgaridad y del intelectualismo modernos. El tema del declive político y moral de la civilización occidental y, en particular, de Italia, es central en sus primeros poemas, que pasaron a formar parte de los Cantos (Canti, 1831), obra que pone de relieve el divorcio del hombre moderno y la naturaleza, considerada como única fuente posible de amor.

A partir de 1817 mantuvo una asidua relación epistolar con Pietro Giordani, que fue a la vez su mentor y amigo. También en ese período inició la redacción de su ensayo Zibaldone, en el que trabajó durante años, precisó progresivamente lo que él llamaría su «sistema filosófico» y elaboró el material literario que le serviría para sus obras mayores. Ese trabajo de introspección favoreció el desarrollo de su faceta lírica e intimista, que se expresa en versos de gran musicalidad: entre 1819 y 1821 compuso los Idilios (Idilli). Leopardi elaboró un lenguaje poético moderno que, asumiendo la imposibilidad de evocar los mitos antiguos, describe las afecciones del alma y el paisaje familiar, transfigurado en paisaje ideal.

A partir de 1825 residió en Milán, Bolonia, Florencia y Pisa y se acercó a los medios políticos liberales. Tras la revolución de 1831 fue elegido diputado de las Marcas en la Asamblea Constituyente de Bolonia, pero, tras perder su confianza en el movimiento liberal, renunció a su escaño; su crítica a los liberales la expresó en la obra Paralipómenos de la Batracomiomaquia (Paralipomeni della Batracomiomachia, 1834). Entre 1833 y 1837 residió en Nápoles, en casa de su amigo Antonio Rainieri.

Los Zibaldone de pensamientos (Zibaldone dei pensieri), en los que trabajó desde el verano de 1817 hasta 1832, se publicaron póstumamente en 1898; se trata de un conjunto de notas personales en las cuales anota sus ideas acerca de la literatura, el lenguaje y casi cualquier tema de política, religión o filosofía, y en las que refleja su original recepción de los debates de su tiempo. Como poeta, su estilo melancólico y trágico recuerda inevitablemente a los románticos, pero su fondo de escepticismo, su expresión precisa y luminosa y el pudor con que contiene la efusión de sentimientos le acercan más a los clásicos, tal como él mismo deseaba.

viernes, 19 de marzo de 2010

Mujer Irredenta, Gioconda Belli

Pequeñas lecciones de erotismo, Gioconda Belli

I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste

III
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos

IV
Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana

V
Huele
Duele
Intercambia miradas saliva impregnante
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos

VI
Escucha caracola del oído
como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

VII
Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
Navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo
Llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
-el mar como un vasto cristal azogado-
Duérmete náufrago.

Desafío a la vejez, Gioconda Belli

Cuando yo llegue a vieja
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.

Ahuyentemos el tiempo, amor..., Gioconda Belli

Ahuyentemos el tiempo, amor,
que ya no exista;
esos minutos largos que desfilan pesados
cuando no estás conmigo
y estás en todas partes
sin estar pero estando.
Me dolés en el cuerpo,
me acariciás el pelo
y no estás
y estás cerca,
te siento levantarte
desde el aire llenarme
pero estoy sola, amor,
y este estarte viendo
sin que estés,
me hace sentirme a veces
como una leona herida,
me retuerzo
doy vueltas
te busco
y no estás
y estás
allí
tan cerca.

jueves, 18 de marzo de 2010

En la Doliente Soledad del Domingo , Gioconda Belli

Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sabanas solitarias
de esta cama donde te deseo.

Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,
mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos,
este cuerpo lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.

Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.

Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia m mismo centro
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.

Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.

Llueve copiosamente
sobre mi cara
y solo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.

Como Gata Boca Arriba , Gioconda Belli

Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de este amor-jaula
violento,
lleno de zarpazos
como una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose a gritos y llantos,
a maldiciones, lagrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)

Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea
de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,
te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra,
poniéndome los anteojos para leer
libros de educación del hogar
y no andar chiflada y saber manejar la casa,
poner la comida,
asear los cuartos,
amarte sin polvo y sin desorden,
amarte organizadamente,
poniéndole orden a este alboroto
de revolución y trabajo y amor
a tiempo y destiempo,
de noche, de madrugada,
en el baño,
riéndonos como gatos mansos,
lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
a los pies del sofá de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,
te quiero como gata, mi amor,
como gata, Gioconda,
como mujer,
te quiero.

Uno no Escoge, Gioconda Belli

Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.

Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.

Nadie puede evadir su responsabilidad.

Nadie puede taparse los ojos, los oidos,
enmudecer y cortarse las manos.

Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.

No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.

Gioconda Belli, Biografía


GIOCONDA BELLI ,(Managua-Nicaragua, 9 de diciembre de 1948), escritora.
Es una de las más populares escritoras nicaragüenses. Entre sus obras destacan "Línea de fuego" y "La mujer habitada", entre otras muchas.Comenzó a escribir poesía, siendo premiada por sus poemas en 1970. Se opuso a la dictadura del general Somoza. Esto le valió verse obligada a emprender el exilio rumbo a México y Costa Rica. Fue durante años refugiada política. El régimen de Somoza la había condenado a prisión. Desde 1970 fue militante revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, organizacíon clandestina y perseguida cuyo objeto era la eliminación del régimen de Somoza. Tras su final ocupó cargos en el nuevo gobierno revolucionario. Destaca como autora de poesía y de novela. Primero con obras poéticas como Línea de Fuego, Truenos y Arco Iris y De la costilla de Eva. Más tarde en 1988 publicó una exitosa novela titulada La mujer habitada.Su padre, Humberto Belli era empresario. Su madre, Gloria Pereira fue fundadora del Teatro Experimental de Managua. Gioconda fue la segunda de cinco hermanos: Humberto, Eduardo, Lucía y Lavinia, y cursó su primaria en el Colegio de La Asunción en Managua y la secundaria en el Real Colegio de Santa Isabel en Madrid, España, donde se bachilleró en 1965. Tras obtener un diploma en Publicidad y Periodismo en Filadelfia, Estados Unidos, regresó a Managua y en 1967 contrajo matrimonio. Su primera hija, Maryam, nació en 1969. Sus poemas aparecieron por primera vez en 1970 en el semanario cultural del diario La Prensa de ese país. Su poesía, considerada revolucionaria en su manera de abordar el cuerpo y sensualidad femenina, causó gran revuelo. Su libro “Sobre la grama” le ganó en 1972, el premio de poesía más prestigioso del país en esos años, el “Mariano Fiallos Gil” de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.Como muchos intelectuales de su generación, Belli se integró a las filas del FSLN y militó en esa organización desde 1970 hasta 1994. Perseguida por la dictadura somocista, vivió en el exilio en México y Costa Rica. Fue miembro de la Comisión Político-Diplomática del FSLN. Fue correo clandestino, transportó armas, viajó por Europa y América Latina obteniendo recursos y divulgando la lucha sandinista.En 1978, obtuvo el prestigioso Premio Casa de las Américas (Cuba) en el género poesía por su libro “Línea de Fuego¨.Después del triunfo sandinista y hasta 1986, ocupó varios cargos dentro del gobierno revolucionario. En 1984 fue representante sandinista ante el Consejo Nacional de Partidos Políticos y vocero del FSLN en la campaña electoral de ese año. Belli dejó todo cargo oficial en 1986 para dedicarse a escribir su primera novela. Estuvo en la directiva de la Unión de Escritores y fue una de las fundadoras del suplemento literario“Ventana”.Entre 1982 y 1987, publicó tres libros de poesía: “Truenos y Arco Iris”, “Amor Insurrecto” y “De la costilla de Eva”. Estos libros o selecciones de los mismos se han publicado en España, México, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Italia y Estados Unidos.En 1988, Belli publicó su primera novela “La Mujer Habitada”, que fue muy aclamada por la crítica y alcanzó en Europa y América Latina, altos tirajes y numerosas ediciones. En Alemania –donde el tiraje llegó a un millón de ejemplares y alcanza más de veinte ediciones- la novela obtuvo el Premio de los Bibliotecarios, Editores y Libreros a la Novela Política del Año en 1989. Ese año la autora recibió también el Premio Anna Seghers. Desde su publicación, la novela ha sido traducida a once idiomas y ha tenido gran éxito editorial en España e Italia. En Estados Unidos, Warner Books la publicó bajo el nombre “The Inhabited Woman”.En 1990, se publicó la segunda novela, “Sofía de los Presagios”, en 1996, “Waslala”, ambas traducidas a varios idiomas. Gioconda publicó también un cuento para niños: “El Taller de las Mariposas”, que se publicó también en alemán, holandés e italiano y en 1998, otro libro de poemas, “Apogeo”.En enero de 2001 apareció en Plaza Janés, su libro “El País bajo mi piel”, un testimonio-memoria de sus años en el sandinismo. Fue publicado, simultáneamente, en alemán, holandés e italiano. Su publicación en Estados Unidos está programada para el otoño del 2002 bajo el sello editorial Knopf y en Inglaterra, por la Editorial Bloomsbury de Londres.Desde 1990, Gioconda alterna su tiempo entre los Estados Unidos y Nicaragua. Se casó en 1987 con Charles Castaldi con el que tiene una hija, Adriana, nacida en 1993. De dos matrimonios previos, tiene tres hijos: Maryam (1969), Melissa (1973) y Camilo (1978).La cantante catalana Carme Canela graba un disco con algunos de sus poemas de madurez en clave de jazz que se edita en primavera de 2008, de título Carme Canela canta Gioconda Belli. Sencillos Deseos.En febrero del 2008 publica su última novela El infinito en la palma de la mano, la cual fue merecedora del Premio Biblioteca Breve 2008 de la editorial española Seix Barral.

No hace falta que lo digas, Alejandro Lerner

a ti maria

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cuando estoy lejos de ti, Alejandro Lerner

El viento...., Mario Chiappetta

El viento que sacude las ramas florecidas,
el que levanta la tierra y la hace bailar,
el que acaricia las olas del mar,
y las lleva hasta la orilla, acariciando la arena,
el que transporta el perfume de las flores,
y el canto de los pájaros y las mariposas,
el que eleva un barrilete y hace sonreír,
el que transporta las nubes llenas de esperanza y lluvia
el que acuna el vuelo de los pájaros,
el viento que pasa y se va y vuelve a pasar,
el que juega con tu cabello,
el que acaricia tus palabras,
el que rodea tu cintura,
el que te hace cerrar los ojos,
el que canta tu nombre entre los árboles,
ese viento te traerá.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Amanecer, Luis Miguel

Dormir contigo, Luis Miguel

La infancia, Mario Chiappetta

Ay ¡ La infancia.
Con todos mis recuerdos
he conseguido atrapar
mi infancia, ya lejana.

Esta entre mis dos manos,
bien sujetas, pero inseguras.
Allí en el hueco oscuro,
en la caverna que ellas forman.

Tratando de salir
por una pequeña abertura,
que no encuentra:
rebota, cae, se fatiga.

Yo estoy absorto, sin pensamientos,
cansado,
cansado de tener preso
a tan inocente infancia.

La voy a dejar libre
Libertad ¡ Me grita el silencio.

Abro mis manos, la puerta de la caverna,
de ella vuela el pájaro del ensueño,
se aleja.
Muy pocas veces vuelve.

martes, 9 de marzo de 2010

Sobran las palabras, Jose Larralde

Como si fuera un rito..., Ariel Canzani

Como si fuera un rito
dejé por las cubiertas
las ropas que oprimían
mi piel y mis deseos.

En la quietud serena,
oscura, de la noche
quedé desnudo y libre
en actitud de entrega.

Estrellas infinitas
gimieron en mis brazos
y yo gemí con ellas
sediento, enamorado.

Estuve como un dios,
minutos, tal vez horas,
desnudo y voluptuoso
engendrando galaxias.

Los cúmulos trajeron
la lluvia hasta mi pecho
que fue corriendo dulce
en brazos, vientre, sexo...

Desnudo fui tomando
el mundo que dejara
y fui de nuevo el hombre
de los cansados ojos
y las cansadas ansias.

Mi tiempo de la tierra..., Ariel Canzani

Mi tiempo de la tierra
lo sembré con trabajo.
Trabajo de las manos
puliendo la madera,
amarrando los barcos,
agotando la sangre
en busca del salario.

Sumé a tanto esfuerzo
poemas y canciones
y besos y caricias
y afectos que perduran
después de los océanos.

Amé a los que saben,
a todos los que enseñan
al hombre a ser más bueno.

También, por necesario,
el grito fue mi amigo
y en tiempos de tormenta
lo tuve preparado
(no sabiendo de armas
no había otra defensa)
para vencer las sombras.

Mi tiempo de la tierra
es simple como el fuego
y claro como el agua.

Las sombras de mis sombras..., Ariel Canzani

Las sombras de mis sombras
no robarán mis soles.
Vagabundo de tierras,
de pieles y de almas,
encontraré en las nubes
los sueños que imagino
después de haber soñado.

Compinche del espacio
quito de mis tobillos fango,
hago de la razón un mito
y detengo mi mente
despierta en la placenta
antigua y renovada
del amor y las flores.

Imposible evadirse..., Ariel Canzani

Imposible evadirse, evadirlas,
pasar por ignorantes de su fuerza.

Ellas son el camino, la orden misteriosa
que debe ser cumplida y ninguno discute.

Ellas hacen su vida,
no explican su nacimiento o su derrota.

Son igual a los astros:
No dan un paso atrás,
y son las gobernantas de las pieles.

Ellas son las palabras,
no las simples palabras,
sino la esencia hablada.

Imposible evadirse, evadirlas,
ellas son propietarias visibles y cortantes
de cada instante de nuestra propia vida.

Oficio ingrato el de vivir andando..., Ariel Canzani

Oficio ingrato el de vivir andando,
de estar un día en África
y al otro en New York o Amsterdam.

Oficio ingrato el de tener el vicio
de mirar con asombro y comparar las pieles
en vez de pasar sin darse vuelta.

Oficio ingrato el de ser escriba solitario,
anónimo, sin paga o compromisos
que deban decir blanco cuando el color es negro.

Oficio ingrato el de haberse propuesto
estar en el presente con la pasión hirviendo
y pretender ideas posibles para muchos.

Oficio ingrato el de firmar salario
en vez de hacerse cómplice
de formas diferentes de capital y status.

Oficio ingrato soñar el aquelarre,
la existencia posible de libertades plenas

cuando son las torturas el pan de cada instante.

Oficio ingrato este juego que juegan
los que hacen poemas y dejan de costado
al que sólo con armas pretende dominarnos.

Oficio ingrato, hermoso al mismo tiempo,
es casi ser un dios con los codos quebrados,
es casi ser un árbol, o nube, o pájaro.

Oficio por oficio, prefiero este salario
que día a día llega por el vivir andando
y ser el testimonio, el escriba sin nombre
del tiempo del azul en vez del negro.

Ariel Canzani, Biografía




Ariel Canzani D. (1928-1983) Poeta. Fue director de la revista "Cormorán y delfín", una de las publicaciones de poesía argentina más difundidas por el mundo en las décadas del 60 y del 70. En el periódico "Alberdi", que se editaba en Vedia, provincia de Buenos Aires, tuvo una columna semanal, además de colaborar en revistas de América latina y de Europa. Dirigió las ediciones de poesía Dead Weight.
"Poemas del círculo vicioso", "De mar en mar, de tierra en tierra" y "Poema para que viva la esperanza" son algunos de sus libros de poemas editados.

El Poeta que soño con un mundo de Hombres

Ariel Canzani D. se adelantó a su tiempo en casi todos los temas centrales de la vida contemporánea. Ningún ámbito del pensamiento resultó ajeno a su búsqueda incesante. Estuvo invariablemente a la vanguardia de la literatura, la sociología, la filosofía, la psicología, y la ecología –acerca de la cual predicó tempranamente-. Como no podía ser de otra manera en un hombre de su temple moral y formación intelectual, se ubicó a la izquierda del pensamiento social. No transó con la obsecuencia ni con los obsecuentes, y pagó el precio correspondiente por no doblegarse ante los altares de la miseria espiritual establecida. Cuando murió, sabía que el socialismo soñado no habría de llegar, que el hombre no alcanzaba a llenar la silueta mínima indispensable como para plasmar esa simple utopía de fabricar un mundo de hombres, ni más ni menos. Soy de aquellos que sospechan que su muerte se adelantó a causa de la decepción y del asco, de la insoportable visión y padecimiento cotidiano de vivir irremisiblemente condenado a un mundo donde la poesía ha quedado confinada al ámbito reducido de las palabras, amurallada tras la inmarcesible hipocresía que define a la sociedad, y en particular, a la llamada sociedad occidental y cristiana. Los jóvenes poetas que alguna vez nos acercamos a su altura prometeica buscando consejo o ayuda, encontramos el torrente generoso de su cálida presencia de patriarca y de profeta. Nos dejó una obra vasta y majestuosa en su proyección vertical hacia las dimensiones más significativas y trascendentes de la existencia humana. Nos toca hoy continuar la obra que dejó inconclusa.

domingo, 7 de marzo de 2010

Siempre.....,Mario chiappetta

Siempre, te amare.
En todo
o en cualquier momento
o tiempo.
Constantemente,
continuamente,
eternamente,
imperecederamente,
invariablemente,
perpetuamente.

Mi amor
es infinito,
de siempre,
hasta siempre,
para siempre,
por siempre,
siempre que me ames o me olvides,
siempre y cuando tu me quieras o no me quieras.

Tonada del viejo amor, Eduardo Falu y Jaime Davalos

Estoy tan triste , Idea Vilariño

Por allá estará el mar, Idea Vilariño

Ya no, Ide Vilariño

jueves, 4 de marzo de 2010

Todo es muy simple, Idea Vilariño

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.

Amor, Idea Vilariño

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

Si muriera esta noche , Idea Vilariño

Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.

Eso, Idea Vilariño

Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.

Tal vez no era pensar, Idea Vilariño

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

Lo que siento por ti, Idea Vilariño

Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.

Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.

Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.

Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.

Cuándo ya noches mías, Idea Vilariño

Cuándo ya noches mías
ignoradas e intactas,
sin roces.

Cuándo aromas sin mezclas
inviolados.

Cuándo yo estrella fría
y no flor en un ramo de colores.

Y cuando ya mi vida,
mi ardua vida,
en soledad
como una lenta gota
queriendo caer siempre
y siempre sostenida
cargándose, llenándose
de sí misma, temblando,
apurando su brillo
y su retorno al río.

Ya sin temblor ni luz
cayendo oscuramente.

Ya en desnudez total, Idea Vilariño

Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.

La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.

Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.

Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.

Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada.

Idea Vilariño, Biografía


Idea Vilariño nació en Montevideo el 18 de agosto de 1920. Poeta, ensayista y crítica literaria uruguaya perteneciente al grupo de escritores denominado Generación del 45, en la que pueden ubicarse también Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Sarandy Cabrera, Carlos Martínez Moreno, Ángel Rama, Carlos Real de Azúa, Carlos Maggi, Alfredo Gravina, Mario Arregui, Amanda Berenguer, Humberto Megget, Emir Rodríguez Monegal y José Pedro Díaz entre otros. Dentro de sus facetas menos conocidas se encuentran la de traductora, compositora y docente.

Su primera obra poética que se tituló "La suplicante" editada en 1945, sería reconocida internacionalmente y premiada con distintos galardones.

Como educadora, se desempeño como profesora de Literatura de Enseñanza Secundaria desde 1952 hasta el golpe de estado en 1973. Luego de reinstaurado el sistema democrático, obtuvo la Cátedra de Literatura Uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.

Como compositora, se pueden mencionar dos canciones emblemáticas pertenecientes a la música popular uruguaya: "A una paloma" (musicalizada por Daniel Viglietti), y "La Canción y el poema" (musicalizada por Alfredo Zitarrosa). Sus traducciones también han sido objeto de reconocimiento, llegando algunas de ellas (como las de Shakespeare) a ser representadas en teatros de Montevideo.

Estuvo entre los fundadores de la revista Clinamen, y Número, y se encontró entre los colaboradores de otras publicaciones como Marcha, La Opinión, Brecha, Asir, y Texto crítico.

En 1997, accede a ser entrevistada por Rosario Peyrou y Pablo Rocca, fruto de la cual nace el documental "Idea", con dirección de Mario Jacob y estrenada en mayo de 1998.

Su obra ha sido traducida a varios idiomas, como el italiano, alemán y portugués.

Fallece en Montevideo el 28 de abril de 2009.

martes, 2 de marzo de 2010

Clavel del aire..,Mario Chiappetta

Soy tronco,
rama de un añoso algarrobo,
una gota de sangre
ha humedecido mi corazón
y allí naciste tú,
clavel del aire.
Antes de una flor,
eras un rayo de luz
con pétalos de suavísimo
y casi volátil tejido,
con la blancura
y el aroma de la pureza
encarnado en tu delicioso cuerpo.
Vive a mi lado,
pegada a mi cuerpo,
impregnándome de tu aliento
que es gracia y amor.

Clavel del aire, Ignacio Corsini

lunes, 1 de marzo de 2010

Este amoroso tormento, Sor Juana Inés de la Cruz

Este amoroso tormento
que en mi corazón se ve,
se que lo siento y no se
la causa porque lo siento


Siento una grave agonía
por lograr un devaneo,
que empieza como deseo
y para en melancolía.

y cuando con mas terneza
mi infeliz estado lloro
se que estoy triste e ignoro
la causa de mi tristeza. "


Siento un anhelo tirano
por la ocasión a que aspiro,
y cuando cerca la miro
yo misma aparto la mano.
Porque si acaso se ofrece,
después de tanto desvelo
la desazona el recelo
o el susto la desvanece.

Y si alguna vez sin susto
consigo tal posesión
(cualquiera) leve ocasión
me malogra todo el gusto.

Siento mal del mismo bien
con receloso temor
y me obliga el mismo amor
tal vez a mostrar desdén.

Redondillas, Sor Juana Inés de la Cruz

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Detente Sombra, Sor Juana Inés de la Cruz

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Sor Juana Inés de la Cruz, Biografía

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.


Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad.

En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.

Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la carta Respuesta a sor Filotea de la Cruz, seudónimo de Manuel Fernández de la Cruz, obispo de Puebla. En 1690, éste había hecho publicar la Carta atenagórica, en la que sor Juana hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo», acompañada de una «Carta de sor Filotea de la Cruz», en la que, aun reconociendo el talento de la autora, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.

A pesar de la contundencia de su respuesta, en la que daba cuenta de su vida y reivindicaba el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso», la crítica del obispo la afectó profundamente, tanto, que poco después sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII.

Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México (1700).

La obra de Sor Juana Inés de la Cruz

Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y del conceptismo, tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas.

En la poesía de sor Juana hay numerosas y elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba..." y "Detente, sombra de mi bien esquivo...". También abunda en ella la temática mística, en la que una fervorosa espiritualidad se combina con la hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza lírica en honor a la Virgen María.


Mención aparte merece Primero sueño, poema de casi mil versos escritos a la manera gongorina en el que sor Juana describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento humano que rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El trabajo poético de la monja se completa con varios hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad.

En el terreno de la dramaturgia escribió dieciocho loas, dos sainetes (la comedia de capa y espada Los empeños de una casa y el juguete mitológico-galante Amor es más laberinto), un sarao o fin de fiesta, así como tres autos sacramentales: El divino Narciso, San Hermenigildo y El cetro de San José. Aunque la influencia de Calderón resulta evidente en muchos de estos trabajos, la claridad y belleza del desarrollo posee un acento muy personal.

La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez. Esta parte de su obra se encuentra formada por textos devotos como la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre todo por la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación que le hiciera firmando con ese seudónimo el obispo de Puebla para que frenara su desarrollo intelectual. Esta última constituye una fuente de primera mano que permite conocer no sólo detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos de su perfil psicológico. En ese texto hay mucha información relacionada con su capacidad intelectual y con lo que el filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber", aspecto que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo prueba el hecho de que en su celda, junto con sus libros e instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos.