sábado, 5 de marzo de 2011

El Fuego Y La Poesía (ii), César Moro

Amo el amor de ramaje denso
salvaje al igual de una medusa
el amor-hecatombe
esfera diurna en que la primavera total
se columpia derramando sangre
el amor de anillos de lluvia
de rocas transparentes
de montañas que vuelan y se esfuman
y se convierten en minúsculos guijarros
el amor como una puñalada
como un naufragio
la pérdida total el habla del aliento
el reino de la sombra espesa
con los ojos salientes y asesinos
la saliva larguísima
la rabia de perderte
el frenético despertar en medio de la noche
bajo la tempestad que nos desnuda
y el rayo lejano transformando los árboles
en leños de cabellos que pronuncian tu nombre
los días y las horas de desnudez eterna.

El Fuego Y La Poesía (i), César Moro

En el agua quemante el sol refleja la mano de cenit

Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
Bajo la influencia nociva del judaísmo sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío
El amor como apareció en doscientas cincuenta entregas durante
cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expresionista
Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias
Para adoptar esas sencillas armas del amor
Donde el crimen pernocta y bebe agua clara
De la sangre más caliente del día.

Westphalen , César Moro

Como un abrevadero de bestias indelebles
Partido por el rayo desbordando el agua
Refleja la migración de las aves de tierra
En la noche de tierra salobre

Un portón cerrado sobre un campo baldío
Refugio de amor clandestino
Una igualdad de piedra que se cierra bajo
La gota de agua que sube de la tierra

Pobre centenares de cabezas decapitadas
Como peces de caudas de fibrillas argentíferas
El oro y el hierro conocen su destino
De tierra podrida el pulular de la selva
Le acompaña y vierte sobre los hombros
De los fantasmas familiares mantos arborescentes
Cascadas de sangre y miradas de narices

El Dominio Encantado, César Moro

Ni un dedo se alza sin que fluya la amargura
Lágrima a lágrima en un mundo de olvido
Sin que el ojo noche por noche cierre sus puertas al amor
Sin que una falsa embriaguez descorazonada abra su herida
Sin que un hilo se rompa por siempre jamás

Por un tiempo acostumbrado por un tiempo desierto
De la aventura no queda cuando deberían salvarse los restos
Sino polvo y sombra de polvo
Y sed de tierra barrida por el hastió
Para que una vez al fin se alce el reflejo sin encanto
De una muerte sin enigma.

El Agua Lenta..., César Moro

El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándose el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia.

César Moro, Biografía


César Moro (Lima, 19 de agosto de 1903 - 10 de enero de 1956), fue uno de los más grandes poetas peruanos además de pintor surrealista . Tras una formación autodidacta firma su primer trabajo, un dibujo modernista, en 1921 como "César Moro", nombre escogido por él y con el cual a partir de ese momento se movería por el mundo. Gran parte de su poesía está escrita en francés, durante su largo período de estancia en París, donde se relacionaría con la plana mayor del surrealismo francés, como André Breton y Paul Éluard.
Luego de Estudiar en el Colegio de La Inmaculada de los jesuitas, en 1925, viaja a París, etapa inevitable para la mayoría de los artistas de cualquier actividad en aquellos tiempos. César Moro prueba distintas disciplinas artísticas en esa etapa, asiste a clases de danza en la Academia de Ballet (actividad que abandona por motivos de salud), pinta y escribe poemas. En 1926 presenta su primera muestra pictórica y en 1927 la segunda, ambas son acogidas favorablemente por la crítica. En 1928 ingresa en el surrealismo y empieza a escribir poemas en idioma francés. En el periodo comprendido entre 1928 y 1934 continuará con sus actividades europeas tanto en el ámbito de la pintura pero sobre todo del de la poesía (Ces poèmes) y regresa a Lima a finales de 1933. En 1935 organiza con el poeta Emilio Adolfo Westphalen, la primera exposición surrealista de Latinoamérica, en la Academia Alcedo de Lima; participan en ella, además, del propio Moro los chilenos Jaime Dvor, Waldo Parraguez, Gabriela Rivadeneira, Carlos Sotomayor y María Valencia, que ya habían realizado en su país, en 1933, una exposición de arte abstracto.
En 1938 y por motivos políticos Moro abandona su país y se refugia en México donde permanecerá 10 años en los que seguirá con sus actividades tanto pictóricas como poéticas. En 1940 organiza con el pintor Wolfgang Paalen y André Bretón la Cuarta Exposición Internacional del Surrealismo para la Galería de Arte Mexicano. Regresa a Lima en 1948, año en que fungió como profesor en el Colegio Militar Leoncio Prado, donde fue maestro de francés del novelista peruano Mario Vargas Llosa. En 1955 culmina una de sus obras principales, Amour à mort. El 10 de enero de 1956 muere víctima de leucemia. Su amigo André Coyné continuó con la labor de recopilación, edición y difusión de la obra de Moro.
Obra:
Poética
La tortuga ecuestre, su único libro en castellano, que fue escrita en 1938 pero publicada en 1957 bajo los auspicios de André Coyné, al no haber encontrado antes quién la publicara.
Cartas (1939);
Lettre d'amour (1939);
El castillo de Grisú (1941);
L'homme du paradisier et autres textes (1944);
Trafalgar Square (1954);
Amour à mort (1955).
Para Moro la poesía es una experiencia vital: no es poeta el que escribe poesía sino el que vive como poeta; la obra poética de Moro es un gesto poético más dentro de su propia vida. Fue un hombre apasionado, tanto en la amistad como en el amor, disconforme con los convencionalismos, su vida no estuvo libre de escándalos, siempre siguiendo su propia ética, la búsqueda de una verdad lejos de la que le presentaba el mundo que le rodeaba.
En el gran contacto del olvido
A ciencia cierta muerto
Tratando de robarte a la realidad
Al ensordecedor rumor de lo real
Levanto una estatua de fango purísimo
De barro de mi sangre
De sombra lúcida de hambre intacto
De jadear interminable.
La tortuga ecuestre, 1939
Prosa
Los anteojos de azufre (1958). La mayoría de su obra en prosa recogida por André Coyné.
Teatro
Escribió sola única pieza teatral "El ojo de gallo", obra de gran brevedad (solo 5 páginas) que no ha sido representada.